Comentario
El Azaque es el tercer pilar fundamental del Islam. Mal traducido por limosna, se trataría más bien de un impuesto, dado su carácter obligatorio. Es, en definitiva, una contribución a la colectividad, pues las actividades económicas -en origen básicamente las agrícolas, ganaderas, comerciales y las posesiones en metálico o especie, excepto los inmuebles- eran gravadas a lo largo de cada año lunar con un porcentaje que variaba entre el 2,5 y el 10 por ciento. Sin embargo, no todo el mundo reconoce debidamente su nivel de riqueza, eludiendo o aminorando el pago de su contribución.
Para el islam, el dinero y los bienes son propiedad de Dios, siendo detentado su usufructo por los hombres. En consecuencia, está prohibida la usura y el cobro de intereses.
En origen, lo recaudado con este impuesto iba a parar a las arcas del estado islámico, destinado a su vez a sufragar los gastos de la administración (baytu l-mal) y a mantener a los menesterosos. En tiempos más recientes, este tributo ha sido sustituido por prácticas fiscales más de corte occidental, aunque los fieles siguen manteniendo el tradicional azaque entregando cantidades en dinero o en especie, habitualmente al final del mes de Ramadán (zakatu l-fitr). Los bienes entregados son redistribuidos entre la comunidad de fieles, aunque también pueden ser entregados a no musulmanes.
Sin embargo, no hay que confundir el azaque (zakah) con la limosna, pues ésta (sadaqah) es una entrega espontánea, y no obligatoria.
El islam mantiene que este pilar resulta fundamental, por cuanto mantiene la cohesión de la comunidad al tiempo que favorece al donante, que de esta forma se purifica. Los beneficios del zakah aparecen mencionados en el Corán: "Los que dan sus bienes en el camino de Dios se parecen a un grano del que salen siete espigas, y de cada espiga salen cien granos. Dios todavía lo multiplica más para quien le place. Dios es Magnánimo y Omnisciente".